Al despertar esta mañana
recordé esos días de infancia
viendo a esa niña tímida y sensible
la que disfrutaba de cada momento
convirtiendo el llanto por carcajadas.
Acerado de este paisaje
vaciando lo que embargaba
de miedo mi interior
me inundaban de repente en tristeza
pero yo ahora prefiero recordar a esa niña,
que con esa alegría de vivir
y con la música que radiaba de su ser
calmaba las tristeza por una sonrisa.
La niñez queda escrita
en cada momento de
nuestra vida
con cada palabra nos nombra, en nuestra
sangre
siguen siempre los recuerdos lindos, o
malos.
Yo no tuve una infancia muy buena,
pero ese sentimiento que tenía sigue
intacto
en cada paso que doy
es lo que me guía con fe en Dios.
Plantare un árbol y lo regare...
hasta que crezca tan alto como un álamo
no sé si llegare a cumplir todos mis deseos
pero no parare.
Qué son mis versos
si no menciono a mi madre
ella era como una joya dorada
que resplandecía en mi hogar,
peinaba mis cabellos, con perfumes de
flores
al despertar me iluminaba
siempre con amor me aconsejaba.
Con su fina dulzura plateada
me protegía en sus brazos
acariciando de sueños y cuentos de
hadas
pintados de colores brillantes como
arcoíris mágicos
y siguen los recuerdos en un carrusel de
ensueños
prendidos de la inocencia de aquellos días
felices
que burlan al tiempo escapando en el
pensamiento.
Sintiendo el aroma de canela en rama y miel
infinitos entre arrullos, cantos de amor
con perfume a sonrisas y a flor de
madreselvas
me trasplantaron a un mundo, colmado de
alegría.
Recuerdo cuando en los ríos transparentes
sentía
las algas que con su frescor
sobre mis pies descalzos se deslizaban
como jugando en la arena entre gotas
de cristales y campanitas
de mis cuentos de hadas
que imaginaba en mi inocencia
como un espejo donde se guarda la dulzura
porque tan solo al pronunciarlos se volvían
reales.
Las letras siguen su rumbo en esos
recuerdos eternos
amistad y nostalgias que por dentro suenan
en aquellos días de ensueños
inolvidables momentos!...
de cuando con mi amiga Liliana
jugábamos a ser princesas
entre coronas con pétalos de lirios
que juntábamos con la maravilla de
sentir
el resplandor del sol en la piel.
De cuando acariciamos las verdes hojas
atrapando mariposas de colores
en la colección corriendo en las praderas,
rodeadas de flores por doquier.
Cofrecito de recuerdos de esas bailarinas
dando vueltas y vueltas en las cajas
musicales
y de esa Colonia Mujercitas que nos
perfumaba
en la ilusión con los cuentos de Hansel Y
Gretel
La Cenicienta, Blanca Nieve y Caperucita
Roja,
que con el clamor de esas historias
esperábamos el príncipe azul.
Vienen a mí, esos inolvidables momentos
que plasme en el lienzo de mi corazon
de cuando jugueteaba bajo la lluvia,
llenando la vida, de risas
con juegos infantiles plastilinas,
cuadernos y lápices.
con los aromas a la esencia divina
de la miel trasparente una gran grandeza.
Con el Viento Chorillero
remontare un volantín bien alto
donde se encuentran las alas
con la brisa que perfuma
la vida con aromas a frutas frescas
y la esencia de los campos entre rosas
de esperar el amanecer acostada sobre
un mundo mágico sin saber reconocer el
dolor.
Y donde nadie me podía lastimar,
compitiendo con mi tranquilidad
como explicando a los sentimientos
con suaves palabras
sobre las lágrimas que se escondían
detrás de mí como ahogando mi voz.
Soy yo y mis poemas
donde podía dar la espalda a los miedos,
formando rostros en un mundo de sueños,
con poemas desahogando mi dolor
con un sin fin de recuerdos
que guarde como un tesoro.
De esa niña que soñaba ser mujer
y de poder cantar en un gran escenario.
De esa niña que transmitía dulzura
con el trineo de un pájaro cantor
entregaba su felicidad en el brillo
que salía de su mirar y de una sonrisa
sincera.
Esa niña que bailaba, jugaba y soñaba
Esa niña que sigue siendo parte de mí ser
Esa niña nunca borrare de mí pensar.
Autora: Alejandra Martinez
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